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Académicos de la UCM y los incendios forestales: “Debiera considerarse una política de planificación territorial”

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La intensidad de las llamas ha generado estragos en diversas zonas del país, ante esto, los académicos de la UCM, Dr. Rómulo Santelices, director del Centro de Desarrollo del Secano Interior, en conjunto con el Dr. Antonio Cabrera del Centro de Investigación en Estudios Avanzados del Maule, explicaron diversos factores de los incendios.

Durante febrero una serie de incendios se registraron entre las regiones de O’Higgins y Los Lagos, dejando más de 25 fallecidos, viviendas calcinadas y miles de hectáreas arrasadas por la fuerza de las llamas. Un escenario similar al vivido en 2017 donde las altas temperaturas y los descuidos humanos provocaron una catástrofe.

Ante esto, el Dr. Rómulo Santelices, director del Centro de Desarrollo del Secano Interior de la Universidad Católica del Maule (UCM), en conjunto con Antonio Cabrera, doctor en Ciencias de las Producciones Vegetales e investigador del Centro de Investigación en Estudios Avanzados del Maule de la misma Casa de Estudios, analizaron el escenario de los siniestros y las pérdidas que esto significan.

 

Las altas temperaturas registradas durante el mes de febrero llevaron a que Talca fuera la ciudad más calurosa del mundo por momentos, lo que según el Dr. Santelices era previsible.

“En el contexto del cambio climático en el que estamos, hay una tendencia generalizada en los últimos 10-15 años donde las temperaturas estivales van en aumento. Esta tendencia no es visible sólo aquí en Chile, en todas las zonas del planeta con clima mediterráneo está ocurriendo lo mismo”, señaló el académico de la UCM.

Pese a lo anterior, resaltó que ante estas situaciones nunca se está del todo preparado. “El Plan Nacional de Protección Contra Incendios Forestales 2022-2023 contempló un aumento presupuestario del 22% para CONAF, contando con un presupuesto de 83 mil millones de pesos para prevención y control de incendios forestales, permitiendo contar con 63 aeronaves y 3.000 brigadistas distribuidos en 283 brigadas. Teniendo en cuenta la gran cantidad de recursos aportados, los incendios se siguen produciendo, pero quizás, sin estos medios, la superficie afectada sería mucho mayor”, explicó el Dr. Santelices.

¿Cómo prevenirlos?

Año tras año se registran incendios forestales con diversas consecuencias, algunos causados por la naturaleza y otros por terceras personas, ante esto, el Dr. Antonio Cabrera llamó a reforzar la educación en materia de prevención.

“Habría que partir de un refuerzo en la educación de la sociedad en cuanto a la prevención contra los incendios, sobre todo a las personas que habitan cerca de masas boscosas. Por otro lado, sería importante implementar una política de gestión de riesgos ante los incendios forestales, entre otras cosas”, señaló.

“A la luz de los resultados de los incendios del 2017 y los de este año, unido a que estas condiciones generadas por el cambio climático van a continuar en el tiempo, debiera considerarse seriamente una política de planificación territorial. Esto tendría un impacto positivo en la prevención ante los incendios y por tanto en el efecto en la naturaleza”, recomendó el investigador de la UCM.

De igual forma, destacó que la comunidad tiene un rol fundamental en materia de prevención, debido a que “somos mayormente responsables de los incendios”.

“La mayor parte de los incendios no se producen de forma natural, es decir, hay una intervención antrópica, con esto no quiero decir que todos los incendios sean provocados intencionalmente, pero ocurren accidentes. Por ejemplo, una chispa de una soldadura, puede provocar un incendio catastrófico. Si este soldador tomase las medidas necesarias, se podría evitar. Estas medidas vienen dadas por la educación y la cultura que tengamos respecto a los incendios y su prevención”, añadió.

Consecuencias

El Dr. Rómulo Santelices y el Dr. Antonio Cabrera coinciden en que una de las mayores repercusiones de los incendios es que se pierden los servicios ecosistémicos, lo que según sus propias palabras se refiere a la multitud de beneficios que la naturaleza aporta a la sociedad y que pueden hacer posible la vida humana, como proporcionar alimentos nutritivos y agua limpia; regular las enfermedades y el clima; apoyar la polinización de los cultivos y la formación de suelos; y al ofrecer beneficios recreativos, culturales y espirituales.

“Existen algunas estimaciones que valoran estos servicios y se ha estimado que el valor podría superar los $5.000.000 por hectárea y en ello sólo se considera la generación de madera, la recreación, la conservación de la fertilidad del suelo, y el suministro de agua para el consumo humano”, indicaron los académicos de la Universidad Católica del Maule.

Primera Fuente
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