En el recinto de Macul, había un ambiente festivo. Con 40 mil espectadores, la ansiedad carcomía a los forofos albos, al tener la posibilidad real de conseguir una copa esquiva, lo que no se condice con la rica historia de una laureada institución. Pero al frente no estaba cualquier adversario. Es nada menos que el escolta, uno que no estaba en los cálculos de nadie a inicio de año, pero que está ad portas de alcanzar la Copa Libertadores.
Lo bueno para el espectáculo fue que el elenco tortero no se fue a esconder al Monumental. De hecho, en el arranque fue mejor la visita, con velocidad en ofensiva y no dando espacios para que el mediocampo albo elaborara. Poco a poco, Quinteros comenzaba a subir el tono de voz para reordenar a los suyos. Con el paso de los minutos, el Cacique se empezó a acercar con más regularidad al arco de Fabián Cerda siendo directo, saltándose el medio, y aprovechando las pasadas de Opazo por la derecha.
En el análisis del partido no hay que saltarse a Julio Bascuñán, protagonista de la jornada. Si Roberto Tobar fue alabado por su accionar en el clásico entre Colo Colo y la UC, en esta ocasión no caben las loas para la discreta presentación del juez FIFA.
Los blancos encontraron abrir la cuenta con polémica. Se reclama un penal por un supuesto codazo de De la Fuente a Bolados, quien queda tirado en el área. El réferi recurre al VAR, revisa la acción y sanciona la pena máxima. Ejecuta Gabriel Costa y pone el 1-0, desatando la algarabía en los fanáticos que atiborraron el reducto de Pedrero. Sin embargo, previamente, Bascuñán no utilizó el videoarbitraje para observar la fuerte falta de Opazo a De la Fuente, que solo acabó con amarilla para el Torta.
La ventaja le duró nada a Colo Colo. Un par de minutos más tarde, una salida rápida de Curicó terminó con el 1-1 de Diego Coelho, quien saca un zurdazo potente tras enganchar ante Brayan Cortés. Del éxtasis a la inquietud. El empate no le servía a los albos para sellar la corona este domingo. Y para seguir con el feble accionar del árbitro, no se revisa una mano de Coelho dentro del área tortera.
Más allá de los vaivenes arbitrales, lo concreto es que Colo Colo tenía un partido incómodo, tanto por los méritos del rival como por el propio desempeño individual. Durante el primer tiempo, el local registró el 72% de posesión de balón. Hacia el complemento, la tónica fue similar, no obstante el mediocampo no se imponía con la fuerza necesaria para desnivelar el partido. Dicho esto, Leo Gil no destacaba como el generador de juego. No tuvo su día más preciso.
Mientras tanto, las opciones que tuvo Juan Martín Lucero eran evitadas por el golero Cerda. El portero formado en la UC se estaba erigiendo como la figura del encuentro. No solo le contuvo los remates al Gato, sino que también tuvo un tapadón en los 78′, desviando un cabezazo del ingresado Marco Rojas.
El tiempo se le acababa a Colo Colo si quería ser campeón ante los curicanos. Solo le servía la victoria para aquello. El epílogo se volvió rocoso, más trabado, porque la visita no veía con malos ojos sacar un punto de Macul. Quinteros se la jugó dispusiendo de más atacantes y sacrificando el medio, para encontrar el gol del campeonato. El público local alentaba, llevando al equipo colocolino hacia el área. El nerviosismo traspasaba la cancha. Un dejo de frustración también, porque estaba todo armado para celebrar y se terminó masticando un sabor amargo. Incluso, Lucero terminó expulsado.
En definitiva, Colo Colo pospone la celebración, una que llegará tarde o temprano (es cosa de ver la tabla de posiciones). En la próxima jornada, deben visitar a Coquimbo Unido, el colista.