El Planeta Marte es el gran anhelo de la ciencia moderna. En los últimos años, se le han dedicado varios estudios e investigaciones científicas, que en su mayoría apuntan en la misma dirección: Descubrir si Marte puede ser un planeta habitable.
Es por este objetivo, que el cráter Jezero fue el lugar seleccionado para el aterrizaje del rover Perseverance, ya que imágenes obtenidas con anterioridad por la NASA hacían prever que ese lugar habría albergado un lago hace miles de millones de años.
A través de tres artículos científicos publicados en Science y Science Advances, se presentan nuevos resultados recogidos por el Perseverance en el mencionado cráter, los cuales adhieren a la posibilidad de que este lugar haya sido habitable en el pasado.
Región de Marte que habría sido habitable
Uno de los autores de los mencionados artículos, Alberto González Fairén, investigador del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA) de la Universidad Cornell en Nueva York (EE UU), informó a SINC que el análisis del rover en el cráter Jezero «ha desvelado gran cantidad de detalles que no eran apreciables desde los orbitadores».
Cabe recordar, que los datos fueron recogidos mediante los instrumentos del sistema de cámaras Mastcam-Z y los espectrómetros PIXL y SHERLOC.
Respecto a las evidencias recopiladas, González sostuvo que «los datos de PIXL indican que las rocas del fondo del cráter son ígneas (se originan cuando se enfría y solidifica el magma, como las volcánicas) y que se formaron antes de que allí existieran un río, un lago y/o un delta«.
«Por lo tanto, combinando datos de Mastcam-Z y PIXL, se han identificado dos tipos de materiales en Jezero: rocas ígneas en el fondo del cráter, y depósitos sedimentarios en el delta«, agregó.
En la misma línea, detalló que «los grandes cristales de olivino exhiben texturas fracturadas, y los datos de PIXL sugieren que han estado expuestas a, al menos, dos períodos diferentes de interacción con agua«.
Sobre esta observación, el científico explicó que «en un primer momento, la interacción fue con el agua carbonatada que circulaba llenando el lago, que disolvió el olivino y precipitó en forma de carbonatos. Mucho después, distintos periodos de interacción (al menos dos) con pequeñas salmueras dejaron parches de sales concentradas al evaporarse los fluidos, y esta alteración acuosa condujo a la producción de silicatos amorfos, sulfatos y sales de cloro».
«Por lo tanto, los análisis de Perseverance que se publican ahora corroboran la imagen de que Jezero configuró un enclave habitable hace más de 3.000 millones de años, en el que había agua líquida y precipitación de carbonatos en un entorno geológico sedimentario rico en compuestos orgánicos«, concluyó González Fairén.