El retorno a casa debía ser con una alegría. Luego de un largo peregrinaje, tanto en Santiago como en regiones, la selección chilena volvió a su hogar, y con estadio lleno. El “ensayo general” de cara a la Copa América fue contra Paraguay y lo importante es que refrenda las buenas sensaciones que dejó el equipo de Ricardo Gareca en los amistosos en Europa. Si bien hay cosas que falta carburar todavía, el inicio de la era del Tigre aporta ese optimismo que no había en tiempos pretéritos. Chile ganó 3-0 y ahora pone el foco en Estados Unidos.
Se trató del único partido de preparación del combinado chileno luego del lío de fechas que impidió cerrar el juego ante Bolivia. Pero también se trató del debut de Gareca en territorio nacional, en el coloso de Ñuñoa y con 45 mil personas en las tribunas. Faltaba un ambiente más encendido, reconectar al hincha con la Selección, ese idilio permanente que se vio evidentemente alterado en las etapas anteriores, donde los resultados y el juego no acompañaban.
El tercer partido del Tigre en la Roja ya deja en evidencia no solo aspectos futbolísticos, sino también a nombres que se consolidan. Se ratificó la oncena titular que se daba en la previa, con la novedad de la dupla Catalán – Lichnovsky en la zaga, en lugar de los resentidos Maripán y Paulo Díaz. Erick Pulgar le tomó el sitio a Rodrigo Echeverría, para hacer dupla con Marcelino Núñez en el medio. Y lo que también se reafirma es la predilección por Víctor Dávila y Eduardo Vargas, que pagaron esa confianza con goles. Un 4-2-3-1 con matices y muy flexible, con movimientos constantes y buscando ser punzante por las bandas.
El inicio fue algo accidentado. Una mala salida de Catalán y un rechazo de Bravo que lo dejó tocado encendieron la alarma. Chile tenía la pelota, ante un Paraguay compacto, que dejaba a Adam Bareiro como la referencia ofensiva, a luchar contra los centrales. Dávila se estacionó por la derecha y Valdés por la izquierda. Desde ahí partían y transitaban hacia el centro, donde Alexis Sánchez trató de ser el armador. Con Pulgar en el eje, Marcelino gozó de mayor libertad para moverse en la cancha. Por despliegue no se quedó el volante del Norwich, sin embargo falló en la entrega.
Le costó el primer cuarto de hora a la Roja. No habían muchos espacios y no tenía una salida limpia desde el fondo. Por lo mismo, Bravo recurrió al saque largo. El quiebre a favor de Chile llegó con la apertura de la cuenta. Minuto 17 y la cabeza de Víctor Dávila abre el marcador. Una de las premisas de Gareca se cumplió: ser profundo por las bandas. Las pasadas de Gabriel Suazo fueron una llave para abrir la resistencia paraguaya. Centro del ex Colo Colo y el jugador del CSKA aparece por el medio, libre, para colocar la pelota en un costado. El gol le hizo bien a Chile, porque tomó el control.
El elenco de Daniel Garnero esbozó una levantada, quitándole el balón a los nacionales. Sin embargo, volvió a juntarse la misma dupla del 1-0 para aumentar la diferencia. La selección chilena arrastraba, en sus anteriores etapas, una carencia de gol preocupante. La pólvora mojada era una tónica. Pero aquello se ha mejorado con Gareca. Se percibe una mayor efectividad. En los 37′, aparece Dávila nuevamente con libertad para conectar de cabeza un centro de Suazo para el 2-0. Todo nació de una recuperación alta, en el área guaraní.
Chile enfrentó el complemento con Gabriel Arias en el arco, al reemplazar a un resentido Claudio Bravo. Esta movida da a entender que el arquero de Racing está por sobre Brayan Cortés, titular en las Eliminatorias con Berizzo. A esta selección nacional tampoco le disgusta ceder la iniciativa para salir en velocidad. Y pegó el golpe preciso en los 53′, cuando Eduardo Vargas selló de manera impecable un ataque, tras asistencia de Diego Valdés, de buen desempeño. Los datos reflejan la mejoría en la eficacia: ocho goles en tres partidos (tres a Albania, dos a Francia y tres a Paraguay).
La recta final sirvió para hacer cambios, como el ingreso de Ben Brereton como centrodelantero (se perdió solo el 4-0 en el epílogo)), en lugar de Vargas, pero también se convirtió en un dolor de cabeza para el entrenador, debido a las lesiones. Además de Bravo, también salió muy tocado Felipe Loyola, reemplazante de Isla. Incluso, Arias hizo pasar un susto, aunque finalmente permaneció.
Una jornada acontecida, cuyo balance alimenta el optimismo en la Selección. Ahora viene la definición de la lista final para la Copa América, cuyo plazo fatal es este sábado 15. Chile ganó y eso siempre da esperanzas. No hay nada como volver a casa.
Chile: C. Bravo (46′, G. Arias); M. Isla (62′, F. Loyola) (82′, B. Kuscevic), M. Catalán, I. Lichnovsky, G. Suazo; E. Pulgar (62′, R. Echeverría), M. Núñez; V. Dávila, A. Sánchez, D. Valdés (72′, M. Bolados); y E. Vargas (71′, B. Brereton). DT: R. Gareca.
Paraguay: C. Coronel; I. Ramírez, G. Gómez, O. Alderete (81′, F. Balbuena), N. Giménez; F. Peralta (46′, M. Villasanti), A. Cubas (46′, D. Bobadilla); A. Romero Gamarra (46′, M. Almirón), J. Enciso, A. Romero (71′, R. Sosa); y A. Bareiro (71′, A. Arce). DT: D. Garnero.
Goles: 1-0, 17′, Dávila, cabezazo tras centro de Suazo; 2-0, 37′, Dávila, cabezazo tras centro de Suazo; 3-0, 53′, Vargas, define tras pase de Valdés.
Árbitro: Pablo Echavarría (ARG). Amonestó a Isla (CHI); Peralta (PAR).
Estadio Nacional. Asistieron 45 mil personas, aprox.