Dra. Sandra Castro Berna, académica de la Escuela de Pedagogía en Educación Parvularia, de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Católica del Maule en Curicó.
El 22 de abril fue establecido como el día de la Tierra, con la finalidad de “crear conciencia acerca de la sobrepoblación, la contaminación, biodiversidad y algunas otras preocupaciones medioambientales, recalcando la importancia de los ecosistemas y la relación con los seres vivos».
Desde pequeños nos ha gustado jugar con los elementos de la naturaleza, se siente una gran atracción y disfrute, sensaciones en las manos y cuerpo al apretar, tirar, amontonar, oler y trasformar dichos elementos.
Lamentablemente con el avance de la tecnología, los niños(as) han ido dejando de lado esta práctica tan beneficiosa, no tan solo por el juego, sino en el descubrimiento de su entorno, la valoración de este y los aprendizajes que logran a través del contacto directo.
Sí, hay aprecio se logra mayor conciencia del cuidado del medio ambiente y debe ser incentivado desde pequeños, formemos y perseveremos con nuestros niños(as) en mantener una relación adecuada y en comunión con la naturaleza.
Vinculemos a los niños(as) en tareas o actividades que les permitan familiarizarse con los elementos naturales de su entorno cercano.
Guiemos, para que paulatinamente tomen conciencia del cuidado de estos elementos naturales, lo importante de convivir con ellos, el aporte que nos brindan, las consecuencias de nuestros actos y cómo detener el daño.
Unamos esfuerzos con el trabajo que se realiza en las aulas de la Educación Parvularia que enfatiza en las experiencias directas y significativas, partiendo de la curiosidad natural de los niños(as), de sus intereses, de la capacidad de cuestionamiento que tienen a su edad para ampliar su campo de acción y distinguir, comprender, respetar y valorar el medio ambiente y su influencia.
Demos el ejemplo, como el modelo adecuado para que copien sus acciones.
Al programar salidas a lugares naturales y aprovechemos los beneficios para la salud y permitamos que los niños(as) disfruten y exploraren sin dañar la naturaleza, observen, conversen sobre la forma de vida de los seres vivos que logren ver.
En forma cotidiana, primero pensemos en reciclar y reutilizar los desechos de casa, llevemos bolsas para la basura en las salidas.
Hablemos de conservación y mantención de los espacios libres compartidos.
“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule y Primera Fuente»