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Panguipulli: Fiscalía niega legítima defensa y afirma que malabarista murió por «disparo innecesario»

de Primera Fuente
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El sargento de Carabineros Juan González Iturriaga fue formalizado por el delito de homicidio simple y el Ministerio Público solicitó la medida cautelar de arresto domiciliario total.

La investigación determinó que realizó seis disparos, cuatro de los cuales impactaron a Francisco Martínez Romero, pero fue el último el que le quitó la vida.

Un informe de la PDI señala, sin embargo, que el uniformado «intentó en todo momento apaciguar» la situación y, dada la actitud «temeraria e irresponsable» de la víctima, no tuvo más opción que balearlo a corta distancia.

Panguipulli: Fiscalía niega legítima defensa y afirma que malabarista murió por

El carabinero imputado llevaba sólo dos días en Panguipulli al momento de los hechos, no conocía al malabarista y, al momento del ataque, no tenía opción de saber si los machetes con que éste lo atacó «eran capaces de provocar lesiones de gravedad», señaló la PDI.

En el Juzgado de Garantía de Panguipulli se realiza este lunes la audiencia de formalización de cargos contra el sargento segundo de Carabineros Juan Guillermo González Iturriaga, quien el viernes disparó y mató en el centro de la ciudad a Francisco Andrés Martínez Romero, un malabarista callejero que se resistió a un control de identidad.

En la audiencia, que comenzó pasado el mediodía, el Ministerio Público imputó al uniformado en calidad de autor del delito consumado de homicidio simple, y solicitó al tribunal que le impusiera la medida cautelar de arresto domiciliario total.

NO HUBO LEGÍTIMA DEFENSA, SEGÚN FISCALÍA

El fiscal regional de Los Ríos, Juan Agustín Meléndez, detalló que elcarabinero González realizó seis disparos, cuatro de los cuales hirieron a Francisco Martínez, pero fue el último de éstos -que calificó como «innecesario»- el que le costó la vida.

El jefe regional del Ministerio Público aseguró que la investigación se desarrolló cumpliendo el «principio de objetividad», y pese a la grandes dificultades que impuso la ola de violencia que se desató desde la tarde del mismo viernes, como expresión de repudio al baleo mortal.

Meléndez dijo que, al disparar seis veces en pleno centro de Panguipulli, el sargento González puso en riesgo a otras personas y no actuó conforme al principio de la legítima defensa, «por no cumplirse la necesidad racional del medio empleado para la defensa, que es injusticable en la secuencia de los disparos».

Al momento de recibir el último tiro, que le quitó la vida, «la víctima ya había sido afectada por tres disparos no mortales en su cuerpo: uno en el pie, otro en el muslo y otro en la zona inguinal», explicó.

UNIFORMADOS INVOLUCRADOS LLEVABAN SÓLO DOS DÍAS EN PANGUIPULLI

En la exposición de la Fiscalía se detalló que tres carabineros se vieron involucrados en el incidente: el mencionado sargento segundo Juan González, el cabo primero Cristián Moraga Roa y la cabo primero Jocelyn Carvajal Cerna.

Los tres habían llegado sólo dos díasantes, el miércoles 3 de febrero, desde Concepción, a reforzar al personal de la Quinta Comisaría de Panguipulli en el marco del «Plan Verano».

Según indicó Carabineros, la misión de estos uniformados era, justamente -entre otras cosas-, realizar controles preventivos ante variados reclamos de comerciantes y de vecinos contra artistas ambulantes que solicitaban dinero a transeúntes, en ocasiones adoptando actitudes intimidatorias.

González, Moraga y Carvajal debían «realizar servicios de infantería, recorridos en el sector céntrico y de playas, con la finalidad de realizar controles a comerciantes ambulantes, prevención de delitos y controles de identidad preventivos, a raíz de múltiples reclamos de comerciantes del sector céntrico, que informaban su descontento con ciertos jóvenes mochileros que pedían dinero, consumían alcohol y se dedicaban a realizar malabarismo con machetes«, especificó el fiscal jefe de Panguipulli, Marcelo Leal.

EL INCIDENTE FATAL SE DESARROLLÓ EN POCO MÁS DE UN MINUTO

Parte significativa de la evidencia expuesta durante esta jornada se basa en el registro de una cámara de seguridad ubicada en una estación de servicio Copec, en la intersección de las calles Martínez de Rozas con Pedro de Valdivia, en la esquina opuesta a la del incidente.

Según se estableció a partir de dicha grabación y del interrogatorio a testigos por parte de la PDI, el homicidio del malabarista ocurrió conforme la siguiente secuencia de hechos, explicó el fiscal Leal:

  • «El control de identidad se inicia aproximadamente a las 15:30 horas con 55 segundos, en el frontis del local comercial Nativa Outlook, y duró aproximadamente 30 segundos, culminando cuando el carabinero (González) hace uso de su arma de servicio realizando un disparo, que según una testigo, dio en el piso«.
  • «Una vez que el imputado (González) percuta su arma de fuego por primera vez, retrocede hacia la esquina (de Martínez de Rozas con Pedro de Valdivia) por una distancia aproximada de 14 metros. En dicho lugar, encontrándose la víctima y el imputado a una distancia aproximada de 4,9 metros, el uniformado realiza el segundo y tercer disparo».
  • «La víctima sale desde atrás de una caja metálica (en la que se estaba protegiendo) con los machetes empuñados hacia adelante, abalanzándose sobre el carabinero. Desde el inicio de dicha acción hasta el momento en que el uniformado percuta tres disparos, no es posible precisar una distancia exacta debido a la rapidez de la acción. Sin embargo, basándose exclusivamente en la longitud de los machetes y la extensión de los brazos (de la víctima), se puede concluir en forma razonable que dicha distancia no superaría 1,5 metros».
  • «El cuarto, quinto y sexto disparo ocurren en un lapso de un segundo. En consecuencia, entre el inicio del control de identidad y el último disparo efectuado por el carabinero transcurren 1,1 minutos, aproximadamente, existiendo un tramo de desplazamiento de 19 metros».

 

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Momentos antes de arremeter contra González (al centro), Francisco Martínez se ubicó detrás de una caja de metal de más de un metro y medio de altura, en la vía pública. A la izquierda, en la imagen, se observa al cabo primero Cristián Moraga, quien desenfundó su arma, pero no disparó.

 

Las declaraciones de una testigo y de los carabineros coinciden en que,cuando se le solicitó la identificación a Martínez, éste se negó, alegando que tenía «doble nacionalidad».

Cuando González le tomó un brazo, indicando que lo llevarían, en consecuencia, a una comisaría, éste reaccionó de forma agresiva, levantando sus machetes.

«¡Paco culiao, te voy a matar!», gritó el artista callejero, según uno de los uniformados.

«Realmente temí por mi integridad física y la de mis colegas, porque el joven estaba claramente fuera de control», declaró el carabinero Moraga, que aseguró que el sargento disparó «al ver en riesgo de su vida».

En estas circunstancias, la cabo Jocelyn Carvajal se quedó, junto a la testigo, al interior de una tienda en la calle, mientras González y Moraga retrocedían. Moraga último desenfundó su arma y apuntó a Martínez desde un costado, pero no realizó ningún disparo.

El fiscal Leal detalló que la víctima portaba tres machetes de 63 centímetros de largo (50 centímetros de hoja), que, según la apreciación de la PDI, «presentan filo en la parte inferior de las hojas».

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Martínez tenía machetes de 50 centímetros de hoja y, según la PDI, tenían filo en su parte inferior. También mantenía un cuchillo de mango negro de hoja metálica en su ropa interior.

Al arremeter con «golpes con machete a la cabeza del carabinero González», y praticamente en el momento preciso en que éste realizó sus últimos tres disparos, al sargento «se le cae la gorra a consecuencia del golpe con machete propinado por la víctima».

DISPARO «INNECESARIO» AL CORAZÓN

El fiscal regional Juan Agustín Meléndez señaló que desde el inicio del incidente «Martínez Romero, pese al disparo efectuado (de advertencia), no depuso su actitud, (sino que) siguió acercándose de frente al funcionario policial con las armas blancas en sus manos»

Al llegar a la esquina de Martínez de Rozas con Pedro de Valdivia, «nuevamente fue impelido a dejar sus armas, haciendo caso omiso de ello».

«El imputado (el sargento González) realiza dos disparos más al suelo, uno de los cuales hiere a la víctima en una de sus extremidades inferiores. El otro disparo impacta en la estructura metálica (la caja), para luego la víctima abalanzarse directamente contra el imputado, con un machete en cada una de sus manos», relató Meléndez.

El uniformado «retrocedió, efectuando un cuarto y quinto disparos, que impactaron en el tercio medio del muslo derecho y en la zona de la fosa iliaca derecha, lugar donde la víctima mantenía un cuchillo de mango negro de hoja metálica en su ropa interior«.

 

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El fiscal regional de Los Ríos detalló que Martínez recibió un disparo fatal en el corazón justo en el instante en que golpeó con uno de sus machetes la cabeza o gorra del uniformado, pero «tal disparo excede la necesidad racional», por lo que no se configura la legítima defensa.

«Producto del disparo recibido, Martínez Romero se desestabiliza y comienza el curso de caída en dirección al suelo, instante en que, finalmente, el imputado efectuó un sexto y último disparo innecesario, en la zona toráxica, alcanzando la víctima a impactar con uno de sus machetes la gorra del imputado. Este último disparo que efectúa el imputado provoca una herida transfixiante cardiaca por proyectil balístico, que le causa la muerte en el lugar. Tal disparo excede la necesidad racional del medio empleado por el imputado para impedir o repeler la referida agresión«, argumentó el fiscal jefe.

En resumen, «las lesiones sufridas por la víctima a raíz de los disparos son siete: cuatro de las cuales corresponden a orificios de entrada y tres a orificios de salida (…) El disparo letal es el último, que -en un lenguaje no médico- es un impacto que da en el corazón«, dijo Juan Agustín Meléndez.

Fuente: cooperativa

 

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