La doctora Marcela Larraguibel explica que la depresión prepuberal puede afectar las trayectorias del desarrollo de niños y niñas y que no tratarla puede generar problemas a largo plazo. Señala, además, que si bien no existen estudios en Chile sobre el aumento de casos de esta enfermedad, sí se está viendo cada vez más niños con depresión y otros trastornos después de la pandemia.
Aunque muchas veces se puede confundir con otros tipos de trastornos, la depresión prepuberal la sufren el 3.4% de los niños y niñas entre 4 y 11 años. ¿Pero cuáles son las razones por las que un niño tan tempranamente pudiera deprimirse? La psiquiatra infantil y socia de la Sociedad de Psiquiatría y Neurología de la Infancia y Adolescencia (SOPNIA), Marcela Larraguibel explica que las depresiones tienen dos tipos de origen: genética y ambiental.
«Hay una depresión que es comórbida habitualmente con trastornos de conducta, pero sobre todo tienen muchas dificultades familiares. Hay una disfunción familiar importante, hay criminalidad en las familias, abusos de sustancias, entre otros. Estos son chicos que, en general, sufren malos tratos o que sufren abusos y cuyo cerebro está sometido a mucho estrés» explica.
Agrega que en estos casos, los niños y niñas no responden bien a los psicofármacos y el pronóstico es hacia trastornos de conducta y no necesariamente a depresiones recurrentes.
También están los niños donde la genética es muy importante con antecedentes multigeneracionales. «Dentro de estos casos hay dos posibilidades: o la genética era muy importante para la depresión unipolar que se manifestó tempranamente, pero también puede pasar que este sea el primer episodio de un trastorno bipolar. Es un episodio depresivo, pero que más adelante se va a presentar un episodio maníaco o hipomaníaco y esa depresión tiene mayor comorbilidad con TDAH o trastorno de ansiedad por separación», indica la especialista de SOPNIA.
Los riesgos de no atender la depresión prepuberal
La depresión en los niños está asociada a un deterioro en el funcionamiento. Es un niño que no funciona bien en una etapa del desarrollo fundamental.
La psiquiatra infantil explica que «en esta etapa del crecimiento hay mucha plasticidad cerebral; todos los estímulos ambientales van generando cambios en la estructura cerebral. Es un cerebro que en esta etapa necesita estímulos y éstos son la base de habilidades futuras: uno aprende a socializar, a cómo hablar, cuándo hablar, a acercarse o alejarse. Entonces un chico deprimido se detiene en el desarrollo, no avanza, y eso puede causar a largo plazo consecuencias importantes», explica la psiquiatra infantil.
En este sentido, la especialista indica que habitualmente la depresión tiene una alta comorbilidad y es frecuente que haya otros trastornos presentes, como el ansioso que es el más frecuente en Chile o el Trastorno de Déficit Atencional (TDAH), lo que se suma a un mal funcionamiento.
«Los estudios de seguimiento indican que los niños depresivos no tratados tienen pobres logros educacionales y tienen recaídas. A largo plazo, se asocia además por los pocos logros educacionales a empleos más pobres, menos oportunidades en la vida, y en aquellos más tardíos de 11 o 12 años, también se puede asociar a abusos de alcohol y drogas, a un aumento de las autoagresiones y al suicidio», advierte.
Síntomas diferentes
La depresión prepuberal, debido a la etapa del desarrollo de los niños y niñas, no tiene las manifestaciones habituales que se pueden ver en la depresión de los adolescentes o adultos, por lo que sentimientos como la desesperanza, la poca autoestima, la culpa o incluso la idea de muerte no son frecuentes entre las manifestaciones.
La diferencia de las depresiones prepuberales con los síntomas de las depresiones en otros grupos etarios se debe a que «muchos de los síntomas de los trastornos depresivos tienen que ver su manifestación con la edad, el periodo evolutivo en el que se encuentran, su desarrollo emocional y cognitivo», dice la especialista.
En el caso de la depresión prepuberal, los síntomas se asocian fuertemente al desarrollo del niño. Físicamente, son niños que en la medida que crecen no logran el peso esperado y se pueden ver síntomas somáticos como dolor de cabeza, de estómago, o decaimiento.
La doctora Larraguibel explica que «la baja en el rendimiento escolar es un síntoma frecuente producido por la falta de atención y concentración y muchos llegan a las consultas porque disminuyeron sus logros académicos. Y lo otro muy importante es que la tristeza se puede traducir como irritabilidad en el niño. Uno no ve un niño triste, sino uno irritable. Es un chico que está enojado, que todo le molesta».
Tratamiento
Dependiendo de la gravedad de la depresión y su origen es el tratamiento al que pueden optar los niños y niñas con depresión. En este sentido, la doctora Larraguibel explica que, por ejemplo, las depresiones cuyo origen está en el maltrato, no responden bien a los psicofármacos, como sí lo hacen aquellos que tienen una causa genética.
En general, existen tres pilares para este tratamiento: la psicoeducación, la psicoterapia y los fármacos. «En general, solo cuando la depresión pasa a ser moderada o grave o no responde a la psicoterapia se agrega el tratamiento farmacológico», explica la especialista.
Agrega que la psicoeducación es fundamental en el tratamiento y muchas veces para las depresiones leves solo con este pilar es suficiente. «Tener una buena higiene del sueño, tener una alimentación saludable y regular, y hacer ejercicio. Se ha visto que hay veces que con 45 minutos tres veces a la semana de ejercicio la depresión leve puede ceder y desaparecer. Si la depresión es leve uno parte por esto», explica la doctora Larraguibel.
«Si la depresión es moderada, se puede comenzar sólo con psicoterapia o farmacoterapia, y si no responde, se puede pasar a una terapia combinada que es la que más evidencia tiene en todos los estudios de tener resultados positivos», indica la especialista.
En los casos de las depresiones graves, con síntomas psicóticos, ideación suicida o deterioro funcional importante se apoyan en los fármacos, la psicoeducación y, además, con una terapia de apoyo a la familia que les permita saber cómo tratar a ese niño y qué hacer para que cuando el niño se vaya recuperando y tenga capacidad cognitiva para poder agregar la psicoterapia.
Mayores trastornos en la pandemia
Si bien no existen estudios que avalen un aumento en la depresión infantil, sí hay estudios que demuestran que durante la pandemia aumentaron los síntomas emocionales en los niños. «En ese entonces los profesionales de la salud dijimos que esto probablemente iba a significar que después de la pandemia iban a aumentar todos los trastornos mentales y si bien no tenemos estudios, tenemos la sensación que así es porque actualmente no hay camas para hospitalización en salud mental; y están todas las clínicas, hospitales, los servicios de psiquiatría repletos. Cuesta mucho conseguir una hora de consulta a un especialista», recalca la especialista de SOPNIA.